dilluns, 2 de novembre del 2015

RECOMENDACIONES PARA ELABORAR UNA REDACCIÓN

Lo primero que tenemos que hacer es tomar decisiones respecto a los aspectos que van a ir componiendo nuestra redacción. Conviene escribir en sucio los posibles temas de los que hablaremos y darles un orden. Una vez hecho esto nos ponemos ya a redactar.

Es esencial demostrar que se conoce el problema, es decir, se domina una cantidad de documentación importante, pero esto sólo tiene valor en la medida en que la información se estructura de forma coherente, lo cual supone que no nos hemos quedado  con un mero aprendizaje mecánico y memorístico , sino que realmente entendemos lo que estamos estudiando. Es importante que no aparezcan datos erróneos, pero también que no caigamos en repetciones innecesarias  ni ideas que se contradigan entre sí.

Conviene empezar con una introducción. Presentamos grosso modo el problema que el título de la redacción nos demanda, y hacemos lo mismo con el autor al que vamos a referirnos. siempre recordando  que se trata de un filósofo y que la filosofía es una actividad que busca un sistema de razones para obtener criterios de verdad fiables. Conviene a continuación contextualizar  el problema que tratamos, presentando (sólo presentando) a quienes lo han tratado de forma alternativa al autor. Concluimos esta primera fase de la disertación presentando el tratamiento general que vamos a darle a la cuestión.

Desarrollo la cuestión. Explico los argumentos desde los que el autor entiende el problema, cómo lo trata , qué luces ha aportado, por qué llega a tales o culaes conclusiones, desde qué tradicion intelectual lo enfoca, a dónde piensa ir a parar. Estas ideas corresponden sin duda a algún debate con algún filósofo o escuela rival: debo explicar los términos de esa polémica, demostrar que sé por qué el rival cree tal cosa y en qué tiene o no tiene razón.

Es importante que la redacción explique todo lo que sé en relación al problema propuesto, lo cual no significa que incluya todo lo que he estudiado durante el curso, sino que seleccione la información que resulta relevante para entender ese problema y que la incluya ordenadamente. No debo añadir información por añadirla, es decir, sin vincularla a la línea expositiva que sigo, pero tampoco debo dejarme nada que se haya visto en clase y que puede ser útil para mejorar la calidad de la exposición. Una disertación corta es, ya de entrada, una mala disertación, pues en una cara de un folio es imposible reflejar un buen nivel de conocimientos, sobre un autor  que has estado estudiando durante dos meses. Recuerda que en clase has visto mucha materia sobre el autor, has leído textos suyos, has visto audiovisuales, incluso has asistido debates que vinculaban al autor con acontecimientos de la sociedad actual... Todo vale si se sabe integrar inteligentemente.

No es imprescindible una conclusión, aunque puede incluirse un último párrafo en el que se dé solución a la cuestión propuesta y se valore la trascendencia de ese tema y la propuesta del autor han tenido para la historia del pensamiento.

Recuerda que la argumentación ha de ser ordenada y coherente. Debes equilibrar el tiempo y el espacio que dedicas a cada cosa. si un aspecto es lo suficientemente importante para aparecer, pero no es lo más esencial, no te empantanes con él; si resulta que es esencial, no te lo quites de encima en dos líneas porque también te bajará la calidad de la redacción. Establece la separación adecuada entre frases y unidades temáticas, sirviéndote de los signos de puntuación pertinentes en cada caso . Debes utilizar la terminología filosófica especializada, demostrar que dominas el vocabulario específico, de esa manera no parecerá tu redacción una mera colección de opiniones sin rigor. Ahora bien, no uses un término de cuyo significado no puedas dar cuenta adecuadamente. No te pierdas en frases demasiado largas, multiplicando inútilmente las subordinadas, pues la disertación se volverá confuso. Cuida la ortografía.