divendres, 4 de novembre del 2022

 



¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?

Efectivamente. –

Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente «ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal » o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?

Eso es lo que creo yo –dijo–: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.

Ahora fíjate en esto –dije–: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol?

Ciertamente –dijo.

Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad –y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse–, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir? –Claro que sí–dijo.


ANALICE EL ALUMNO LAS IDEAS FUNDAMENTALES DEL TEXTO, REFLEJANDO EN SU EXPOSICIÓN LA ESTRUCTURA DE LA ARGUMENTACIÓN SEGUIDA POR EL AUTOR


El fragmento pertenece a la obra clave de Platón, La República, donde se exponen los términos generales de la polis ideal. Forma parte del mito de la caverna, relato de carácter didáctico del que Sócrates hace uso para explicar a sus discípulos que la ciudad vive entre sombras, sometida a la manipulación de los sofistas. Se ubica por tanto en los primeros capítulos del Libro VII. Es importante resaltar que La República es un largo diálogo. Esto se explica por el carácter de la enseñanza mayéutica, en la cual el maestro guía al alumno para que encuentre la verdad por sí mismo. En este caso, nos encontramos la situación en la que el maestro hace ver a Glaucón a través de preguntas la situación de ignorancia de los atenienses, comparándola con una caverna.


En el momento del relato que nos encontramos en el fragmento, ya sabemos que uno de los presos se ha liberado. Superado el deslumbramiento inicial, ahora ya sabe que la verdad está fuera y que la vida en la caverna es pura falsedad. En otras palabras, el fragmento plantea la obligación del filósofo, una vez liberado, de liberar a su vez a sus conciudadanos del yugo de la ignorancia.


En el primer párrafo, Sócrates pregunta a Glaucón si cree que, una vez en el exterior, el liberado sentirá lástima de sus antiguos compañeros. Esto significa que los jóvenes que pasan por la Academia y se ilustran en el conocimiento supremo, empiezan a pensar en la vida en el ágora, dominada por los sofistas, como en un penoso juego de sombras, mejor, de opiniones.


En el segundo profundiza en la cuestión al recordar a Glaucón que en la caverna existe el éxito. Al explicar que habría prisioneros que obtuvieran honores por su capacidad para profetizar el paso de sombras, Sócrates está en realidad criticando la celebridad de los sofistas, fruto de la debilidad del pueblo. Desvelada la ridiculez de ese mundo de lisonjas y falsas glorias, Sócrates insiste en interrogar a su discípulo: “¿… envidiaría a quienes gozaran de tales honores?” En ese momento recurre a la autoridad del más grande de los literatos griegos, Homero. Compara el rechazo al regreso al mundo de las sombras con el que Aquiles experimenta por el de los muertos, en el cual se halla. Declarando como “mundo de lo opinable” al creado por los titiriteros, Platón declara su verdadera intención filosófica: la Atenas dominada por los sofistas es el reinado de la doxa.


Hay un párrafo breve a continuación en el cual, siempre contando con la complacencia de Glaucón, Sócrates plantea la dificultad del que regresa, el cual sufrirá un proceso de deslumbramiento similar al que experimentó al abandonar la caverna y toparse con el sol, solo que ahora le ocurrirá en la dirección contraria. El proceso termina de explicarse en su última intervención. El antiguo cautivo, ahora retornado, es objeto de burla por sus compañeros, los cuales empiezan considerándole loco y, finalmente, le asesinan. Es evidente que Platón aquí está estableciendo una analogía con el caso de Sócrates, que fue condenado a muerte por la Asamblea. Sócrates es el preso que, tras liberarse de las cadenas de la doxa y la tiranía de los sofistas, decide regresar al ágora para, desde la verdadera filosofía, denunciar la mentira en la que sus conciudadanos viven.