COMENTARIO DE TEXTO RESUELTO DE DESCARTES
«Así,
a causa de que nuestros sentidos nos engañan algunas veces, quise
suponer que no había ninguna cosa que fuera como las imágenes que
ellos nos transmiten de esa cosa. Y como hay hombres que se equivocan
al razonar, incluso en cuanto a las cuestiones más simples de la
geometría y cometen en ellas razonamientos falsos, juzgando que yo
estaba expuesto a equivocarme como cualquier otro, rechacé como
falsas todas las razones que había tomado antes por demostradas. En
fin, considerando que todos los pensamientos que tenemos cuando
estamos despiertos nos pueden venir también cuando dormimos, sin que
haya ninguno que, por tanto, sea verdadero, resolví fingir que todas
las percepciones que
hasta entonces
habían
entrado en mi mente no eran más verdaderas que las ilusiones de mis
sueños. Pero enseguida me di cuenta de que, mientras quería pensar
así que todo era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese
algo. Y notando que esta verdad pienso luego existo era
tan
firme y tan segura que hasta las más extravagantes suposiciones de
los escépticos no eran capaces de hacer tambalear, juzgué que la
podía recibir sin escrúpulo como el primer principio de la
filosofía que buscaba».
El
autor de este texto fue un filósofo
y científico francés del siglo XVII. Iniciador del Racionalismo y
de la filosofía moderna. Sólo aceptó la autoridad de la razón,
origen y fundamento del conocimiento.
El
fragmento es el tramo decisivo de la cuarta parte del Discurso del
método, donde, una vez explicadas las claves de la duda metódica,
se exponen los resultados de su aplicación. Lo que en él se nos
expone tiene que ver con la cartesiana búsqueda de un principio
firme para la filosofía. Descartes duda de las certezas comúnmente
aceptadas y concluye que "pienso, luego existo" es ese
principio.
Empieza
informando de de
que los sentidos, en ocasiones, nos engañan, por lo que puedo poner
en duda la validez de las sensaciones. A continuación explica que,
como a veces nos equivocamos en los razonamientos matemáticos,
supongo que mis demostraciones son falsas. En la misma línea dice
que no siempre está clara la distinción entre los sueños y en la
realidad. A esto le llamamos argumento onírico: finjamos, entonces,
que lo que hasta ahora hemos tomado por mundo real sea ilusión.
Conviene añadir que, aunque no aparezca en el Discurso del método,
en una obra posterior, Meditaciones metafísicas, añadirá la duda
radical del Genio Maligno, cuyo extremismo escéptico supera incluso
al argumento onírico. Según esta hipótesis, todo, absolutamente
todo, podría ser una ficción en la medida en que en vez de un buen
dios el universo hubiera sido creado y manipulado por un demonio cuya
diversión consistiera en reírse de nosotros haciendo que nos
engañáramos. Cuando afirma "Pienso, luego existo",
entiende que ha llegado a una verdad firme y segura que sirve como
primer principio de la filosofía.
¿Qué
debemos entender de este encadenamiento creciente de dudas? La
duda metódica tiene como objetivo prescindir, como conocimiento poco
fiable, de todo cuanto podemos dudar. Rechaza los sentidos, las
verdades de las matemáticas y la existencia del mundo real. Concluye
que yo, que dudo, he de existir. Queda superada la duda con esta
primera verdad, fundamento de su filosofía. Descartes defiende la
autonomía del conocimiento humano con respecto
a
la fe y afirma que
la
verdad depende solo de la razón. En su búsqueda del saber el hombre
tiene como luz a la razón. En ella hallamos las verdades a partir de
las cuales construir el edificio del saber. Hay que encontrar una
verdad absolutamente cierta, dado que su ideal de ciencia es la
matemática que parte de principios ciertos y evidentes. Con el fin
de encontrar esa verdad, propone su duda metódica, rechaza todos los
conocimientos de los que es posible dudar. No significa que todo sea
falso, sino que, al no ser un conocimiento seguro, no puede servir
como principio de un saber definitivo.
Hay
tres niveles de duda: la información de los sentidos, las
demostraciones científicas y el mundo real, pero la propia duda nos
dirige a la primera verdad: "pienso, luego existo». Esta verdad
está en la razón, fuente del conocimiento para el racionalismo, y
es la base de un saber firme porque es indudable. De ella surge el
criterio de certeza: lo verdadero es evidente (claro y distinto).
Desde la existencia del yo pensante y de la idea innata de infinito,
Descartes llegará a la existencia de Dios, y de esta, a la del mundo
real, las tres sustancias que forman la realidad cartesiana: infinita
(Dios), pensante (yo) y extensa (materia).
MODELO DE EXAMEN SIN RESOLVER DE DESCARTES
Habiéndome,
pues, afirmado en estas máximas, las cuales puse aparte juntamente
con las verdades de la fe, que siempre han sido las primeras en mi
creencia, pensé que de todas mis otras opiniones podía libremente
empezar a deshacerme; y como esperaba conseguirlo mejor conversando
con los hombres que permaneciendo por más tiempo encerrado en el
cuarto en donde había meditado todos esos pensamientos, proseguí mi
viaje antes de que el invierno estuviera del todo terminado. Y en los
nueve años siguientes, no hice otra cosa sino andar de acá para
allá, por el mundo, procurando ser más bien espectador que actor en
las comedias que en él se representan, e instituyendo particulares
reflexiones en toda materia sobre aquello que pudiera hacerla
sospechosa y dar ocasión a equivocarnos, llegué a arrancar de mi
espíritu, en todo ese tiempo, cuantos errores pudieron deslizarse
anteriormente. Y no es que imitara a los escépticos (27),
que dudan por sólo dudar y se las dan siempre de irresolutos; por el
contrario, mi propósito no era otro que afianzarme en la verdad,
apartando la tierra movediza y la arena, para dar con la roca viva o
la arcilla. Lo cual, a mi parecer, conseguía bastante bien, tanto
que, tratando de descubrir la falsedad o la incertidumbre de las
proposiciones que examinaba, no mediante endebles conjeturas, sino
por razonamientos claros y seguros, no encontraba ninguna tan dudosa,
que no pudiera sacar de ella alguna conclusión bastante cierta,
aunque sólo fuese la de que no contenía nada cierto. Y así como al
derribar una casa vieja suelen guardarse los materiales, que sirven
para reconstruir la nueva, así también al destruir todas aquellas
mis opiniones que juzgaba infundadas, hacía yo varias observaciones
y adquiría experiencias que me han servido después para establecer
otras más ciertas.
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Analiza las ideas fundamentales del texto
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Explica el sentido que en el texto y en la filosofía global de Descartes tienen los términos del texto “máximas” y “escépticos”.
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Dios y el problema de las ideas innatas en la filosofía cartesiana.
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